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 El arpa es probablemente el instrumento
más antiguo que produce su sonido mediante el punteo digital de unas cuerdas
en tensión. Hay muestras históricas que prueban su existencia 3000 años A.C. en Mesopotamia y Egipto.
Su uso popular alcanzó gran prestigio en la antigua Roma y Grecia.
El origen
del arpa europea es todavía un misterio. Quizá fue fruto de la destreza de
carpinteros viquingos, irlandeses, holandeses o galeses, nadie sabe a ciencia
cierta. Encontramos dibujos muy antiguos de arpas en Utrecht Psalter, un manuscrito Carolingio escrito hacia el 816 AC.. Algunos
de estos dibujos muestran parecido a las actuales arpas celtas, otras encajan
a la perfección con las formas del arpa minstrel, e
incluso las hay que recuerdan a las antiguas de Egipto.
En
cualquiera de los casos el arpa europea tuvo una aceptación extraordinaria en
la edad media, antes de ser destronada en el siglo XV por el laúd.
Resumiendo su historia ( por no decir intuyéndola), quizá fuera importada por
los fenicios desde el 1100 A.C., pero su uso no se
hizo corriente hasta el siglo VIII o IX en los países celtas, y después en
los nórdicos; tuvo una especial aceptación en irlanda, país que hizo de ella
su emblema nacional. Un instrumento que acompañaba la medida de los poemas
épicos y que más tarde llegó a ser solista en los ambientes cortesanos, viril
y noble que no podía ser embargado por vía de la justicia, al igual que el
libro y la espada.
Únicamente
el arpa irlandesa sobrevivió al esplendor del laúd adoptando parte de su
repertorio. Los arpistas irlandeses que hasta el siglo XVI gozaron de una
enorme consideración, fueron desapareciendo poco a poco como consecuencia de
las persecuciones inglesas, hasta que el instrumento enmudeció por
completo en el siglo XVIII para renacer a principios del siglo XX.
Como
hemos podido comprobar en los anteriores textos, el arpa ha sufrido en sus
propias carnes el roce del paso de la historia, por lo que su método de
construcción ha sido siempre variado dependiendo del factor geográfico. En
las arpas irlandesas era fabricada en un solo bloque de madera de picea, encina o sauce, la columna era muy curvada y tenia hasta 28 cuerdas metálicas. Para su práctica se
sujetaba sobre la cadera y se apoyaba sobre el hombro izquierdo. Su delicada
pulsación exigía que cada cuerda fuera apagada antes de excitar la siguiente,
la mano izquierda tocaba los agudos y la derecha los graves, y siempre con
las uñas, las cuales debían dejarse largas y fuertes. El instrumento fue
famoso especialmente por la belleza de su timbre.
El arpa
celta actual, de origen galés, dispone de 4 octavas – 32 o 34 cuerdas
de nylon que sustituyen por lo general a las de tripa -, su afinación es
diatónica pero pueden tener debajo de las clavijas unas paletas giratorias
que suben un semitono estirando la cuerda. En la actualidad su aceptación es
tan grande que ha provocado su fabricación casi industrial en lugares como
Londres, Paris y Tokio.
Artesanalmente
hablando, las maderas comunes en su construcción varían dependiendo de los
gustos del luthier, pero me aventuro a engalonar la importancia del arce, cerezo, caoba y sapelly para cuello y pilar, haya para la caja de sonido
y coníferas de fibra rectas para tabla harmónica ( pino
de oregon, cedro canadiense etc.
Hasta a
una tonelada de presión pueden verse sometidas estas partes por la tensión de
las cuerdas, por lo que asume mucha importancia los refuerzos de hierro,
latón y acero en las zonas mas expuestas (al mismo
tiempo que sirven para embellecer el instrumento). Por otra parte, como la
naturaleza ha sufrido tristemente cambios negativos en su entorno, encontrar
maderas en estado óptimo para la construcción de arpas cada vez es más
difícil. El cuello o cónsola (
donde incrustamos las clavijas de afinación) está sometido al riesgo
de alabeo, por lo que muchos constructores preferimos conseguir
el grosor necesario mediante la unión de placas de madera con la fibra
cruzada aumentando así su resistencia a dominarse. Es un método más típico en
arpas grandes como la minstrel y el arpa de
orquesta.
De
momento ya podemos dividir el arpa europea en dos modelos:
- Arpa
medieval, de origen irlandés también conocida como arpa Bárdica. No superior a los 75 cm
de alta y de afinación diatónica, cuerdas metálicas, ornamentalmente rica en
tallas, dibujos e incrustaciones de metal. En la actualidad aun tenemos dos
ejemplos claros, uno es el arpa del rey Brian Boru ( muerto en 1014) que
podemos encontrar en el museo de Dublín, y otra es el arpa de la reina Mary de escocia, en el museo nacional de Edimburgo.
- Arpa
celta ( de origen galés. Puede tener hasta 105 cm de altura, 34 cuerdas y con la posibilidad de
incorporar sistemas de semitonos.
Ambas
tienen el pilar curvado y su caja de resonancia se ensancha en las cuerdas
graves. Como consecuencia de cambiar el pilar curvado del arpa celta por uno
recto surge el arpa Minstrel, cuyas formas
inspiraron a los constructores de las arpas modernas de concierto. En esta
última la colocación de sistemas de semitonos es ya habitual y sus
dimensiones aumentan.
¿ Cuándo aparece el arpa de orquesta?
El arpa
medieval era diatónica, y el arpa moderna, por el contrario, nació con los
primeros intentos de cromatismo que la evolución de la música occidental
exigía. Los primeros intentos surgieron de los talleres de luthiers irlandeses en el siglo XVI, que proveyeron
al arpa de una doble fila de cuerdas. En el siglo XVII se incorpora una
tercera fila, la 1ª la 3ª fila eran diatónicas ( 29
cuerdas cada fila) mientras que la 2ª fila, con 20 cuerdas, estaba reservada
para los semitonos.
A
mediados del XVII unos constructores tiroleses inventaron el arpa de ganchos,
con los cuales era posible estirar la cuerda y subirla un semitono. En esta
época fueron muchos los mecanismos incorporados para subir el tono, pero
todos accionados manualmente, y claro está, debía de hacerse antes de empezar
la interpretación.
Pero a
finales del XVII, un luthier bávaro, fabricó la primera
arpa con pedales que, situado a ambos lados del soporte del instrumento,
estaban unidos a los ganchos fijos de la cónsola
mediante un sistema de transmisión. Eran 7 los pedales, correspondientes a
los 7 grados de la escala musical, y para cuyo instrumento Mozart escribió su concierto para “flauta y arpa”en 1778. A raíz del descubrimiento se inspiraron
numerosas ideas cada cual más estrafalarias para ampliar las posibilidades
del arpa ( como fue la colocación de doble número de
pedales y sordinas), pero el mayor éxito lo obtuvo S. Erard
en 1811.
Erard presentó el modelo llamado de “doble acción”, que
con ligeras modificaciones posteriores, es la que se usa normalmente en la
actualidad.
Los pedales se hallan
unidos a unos listones de acero que se introducen en la columna, estos
terminan en un mecanismo situado en la cónsola que
a su vez está formada por varias capas de sicómoro y serbal.
Dicho mecanismo, muy elaborado, lleva dos sistemas de horquillas, discos
provistos de tornillos ajustables entre los cuales pasa la cuerda. Cuando un
pedal –llamado de doble acción – se suelta( posición
de reposo en la muesca superior), la cuerda pasa libre entre los tornillos (
bemol); enganchado en la muesca intermedia, el pedal imprime a los discos una
revolución parcial que produce el 1ª semitono ( becuadro); enganchado en la
muesca inferior, el pedal provoca la continuación del movimiento, lo cual da
lugar al 2ª semitono (sostenido). Cada uno de los 7 pedales actúa sobre todas
las octavas de una misma escala, pudiendo ser accionado dos veces,
subiendo sucesivamente un semitono en todas las notas de la misma tonalidad.
Ahora el
número de cuerdas se eleva a 46 y son de clases diferentes. Hay 35 en el
registro medio y agudo que son de tripa de carnero, en tanto que las 11
restantes son de alpaca o cobre ( entorchadas en
acero) para el registro grave. La extensión es de 6 octavas y media ( de C bemol 1 a G# 6): esta es
la extensión más amplia después del órgano y el piano.
Subrayo
que el arpa moderna de orquesta incluye mas de 1400 piezas, y que la presión
que ejerce las cuerdas sobre el instrumento es alrededor de 2 toneladas
y media ( ¿ increíble verdad?). Averiguado
esto es fácil comprender el elevado costo que supone su construcción, por lo
que son pocos los luthiers que se aventuran a
fabricarla. En este proceso se incluye la utilización de contrachapados de
haya, arce o palisandro- de fácil curvado al vapor- para la caja de sonido,
que a su vez está reforzada en su interior por una moldura triangular a veces
metálica.
 En fin, tanto las sencillas arpas medievales, pasando
por las elegantes celtas y las muy estructuradas arpas de orquesta, invitan a
su constructor a armarse de imaginación e ingenio para solventar las posibles
dificultades que puedan cruzársele en el maravilloso sueño que es la
construcción de un arpa. Los mecanismos opcionales como los sistemas de
semitonos, clavijas y puentes, se encuentran en el mercado a disposición del
comprador, pero yo soy partidario de fabricármelos para así disfrutar como lo
hacían los antiguos luthiers que, carentes de
comodidades, aprendían a salir airosos de las dificultades.
Este
viaje litúrgico de la historia y arquitectura del arpa hace diminuto honor a
la importancia que se merece, pero puede ayudar a quien hasta ahora
desconocía muchos datos de este bello instrumento. Puede que su
industrialización mengüe su calidad, pero hace mas fácil que la gente
pueda adquirirla por un precio cómodo y asequible (sobre todo en las arpas
celtas). Mientras tanto, los artesanos seguiremos disfrutando de la
satisfacción que produce ver nacer un instrumento de nuestras propias manos,
como el pinocho esculpido por Geppetto, dándole voz
a través de sus cuerdas, cuerpo por los regalos que nos ofrece la naturaleza,
y el alma que le transmitirá el músico que ha optado por apadrinarla.
Germán Ocaña - febrero 2002
(Puedes
ver las arpas que construye Germán en la dirección http://www.ocanartesania.com
)
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