El
Gastor es un pueblo serrano localizado en el extremo nororiental de
la provincia de Cádiz. Hasta hace poco caracterizado por el aislamiento
y las malas comunicaciones. Este lugar, cuenta con una considerable
extensión arbórea y pastos, los cuales favorecieron un importante desarrollo
ganadero hasta bien entrado el siglo XX, principalmente de especies
menores, siendo el más importante en cantidad el caprino, ya que es
el que mejor se adapta al entorno y es mas fácil de alimentar. Todo
esto dio lugar a una figura casi desaparecida en la actualidad: EL PITARRERO.
Palabra que define a un pastor de cabras propias o ajenas que deambula
con su ganado aprovechando los lugares de pastos.
Este personaje fue el principal protagonista y mantenedor
del instrumento que vamos a describir. Aunque en la actualidad, es un
instrumento prácticamente urbano a causa de los cambios sociales de
los últimos decenios.
La
GAITA GASTOREÑA es una aerófono de lengüeta simple similar a otros
clarinetes rústicos desperdigados por la península, resto de Europa
y norte de África.
El
nombre de gaita no debe confundirnos y pensar en un instrumento de fuelle.
Este nombre se aplica popularmente a varios aerófonos sean del tipo
flautas o albogues.
Consta
de tres piezas:

El CENTRAL es un cuerpo de madera rectangular
(esta parte es la que los gastoreños denominan gaita y tiene unos diez
centímetros de longitud), normalmente de adelfa, higuera o saúco, siendo
utilizados estos tipos de madera debido a la facilidad en su trabajo,
dado que su parte central es muy blanda. Es muy apreciada la madera
de nogal, aunque es bastante escasa. Las ramas se cortan en invierno
con la luna menguante, dejándose secar un año aproximadamente. A esta
pieza de la gaita se le practica un orificio central y cuatro registros,
tres de ellos en la cara superior y uno en la inferior. Aunque recogí
testimonios de que antes se hacían con cinco y hasta seis agujeros.
Todos ellos se hacen con un alambre al rojo, con el que también se ornamentan
las cuatro caras, con unos dibujos geométricos reticulados. Uno de los
extremos del cuerpo, en concreto el que sujeta la caña, se trabaja en
forma de tronco de pirámide.
A la pieza anterior por su parte proximal (la parte
mas cercana a la boca), se introduce una caña, denominada PITA,
de unos cinco o seis centímetros aproximadamente. A esta caña se le
practica un corte longitudinal para dejar una la lengüeta que al vibrar
produce el sonido. Esta pita es similar a la de otros albogues y cornamusas.
Se fabrica con el tallo de la cebada o avena y también con carrizo,
siendo este ultimo mas apreciado por su durabilidad.
El CUERNO es el ultimo elemento y se encaja al
otro extremo del cuerpo central. Es un pabellón que sirve de amplificador.
En la actualidad se elabora comúnmente con asta de toro o vaca (aunque
hace tiempo se solía realizar con cuerno de cabra), siendo a veces de
gran tamaño. Esta pieza necesita ser pulida, realizándose normalmente
unos cortes en forma de diente de sierra en su salida (borde mas alejado
al cuerpo de la gaita).
El sonido del asta de toro o vaca es mas potente que
el de cabra, siendo este mas agudo. Los cuernos de vaca o toro son mucho
mas fáciles de trabajar a la hora de realizar el boquete donde encajaremos
el CUERPO CENTRAL, aunque en la actualidad tanto unos como otros son
difíciles de encontrar.
Si tiene interés en conocer la forma de construcción
de esta gaita de forma mas detallada, puedes consultar la pagina web
dedicada a la misma en la dirección : https://www.luispayno.es/gaita

Este instrumento era utilizado principalmente por los
pastores pitarreros en sus ratos de ocio mientras cuidaban el ganado.
La gaita se comenzaba a fabricar a partir de primeros de noviembre “el
mes de los muertos”, hasta la Semana de Reyes. En su fabricación se
aprovechaba la hoguera que se encendía para aliviar el frío de la sierra.
Pasadas estas fiestas la gaita se olvidaba hasta el año siguiente, en
el que se fabricaba otra con los materiales disponibles en ese momento.
En esas fechas por el pueblo se dejaba oír este instrumento hasta bien
entrada la noche. Cada uno tenia su toque personal y entre unos y otros
se realizaban competiciones a fin de ver la maestría en su interpretación.
Apreciándose mucho la durabilidad del toque sin cortar el sonido, no
estando bien visto continuar la melodía una vez interrumpida. Lo tradicional
era tocar en una esquina con la gaita apoyada en la pared, posiblemente
a fin de aliviar el peso del instrumento, dado el volumen de algunas
cornamentas utilizadas en la construcción. El toque consiste en una
especie de “floreo”, lento y melancólico, compuesto por una sucesión
de notas con un ritmo libre. Que se recuerde nunca se han tocado melodías,
siguiéndose esta pauta en la actualidad.
Lo usual es que la caña o pita se sostenga entre los
dientes y en el momento de tocar se acerque a la gaita y se introduzca
en el cuerpo de madera. Una vez finalizado el toque la caña se vuelve
a separar del cuerpo sujetándola de nuevo con los dientes.
La gaita se sujeta con las dos manos. La mano izquierda
usa los dedos índice y medio sobre los dos primeros agujeros y el pulgar
tapa el posterior. El agujero mas distante se toca con el índice de
la mano derecha, dejando el resto de los dedos de esta mano a ambos
lados del cuerno para sujetar así el instrumento. La digitación es abierta.
En cuanto a la afinación, debido a su factura rudimentaria
y sin criterio fijo de medidas, cada una tiene una tonalidad distinta.
Siendo difícil encontrar dos gaitas con la misma afinación.

En la actualidad el día de la fiesta grande de El Gastor,
que es el Corpus Cristi, se celebra un certamen de gaiteros. Donde desde
los mas mayores, como José Fuentes de 79 años (con un gusto exquisito
a la hora de interpretar toques), constructores como Manuel Gómez (Panito,
en la foto de la izquierda) y Salvador Bocanegra, junto a aprendices
de corta edad se suben al escenario a interpretar sus melodías. Este
certamen junto a la decoración de las calles del pueblo en este día,
atrae la curiosidad de numerosas personas, lo que a hecho resurgir este
instrumento entre las gentes del pueblo, de esta forma poco a poco se
va volviendo a conocer este típico instrumento de la sierra gaditana,
saliendo así de un olvido que parecía irremediable.
Chitu
Ruiz de Mier - julio de 2002